ANTES DE EMPEZAR
La mayoría de problemas con estufas y hogares de leña provienen de una chimenea mal dimensionada o que no funciona correctamente. Para un funcionamiento óptimo, el conducto de evacuación de humos debe tener un diámetro interno mayor que el de la salida de humos del hogar o estufa al que da servicio. En los manuales de instalación se encuentra información acerca de la depresión o tiro necesario para un funcionamiento óptimo. AC Iberica dispone de profesionales con las herramientas apropiadas para medir la depresión de una chimenea y así asegurar que nuestra chimenea es adecuada para la colocación de una estufa, hogar, etc.
-Una casa con un buen aislamiento térmico y unas ventanas aisladas necesita una potencia calorífica de 60-70 vatios por m2. Para calentar por tanto un área de 70 m2 es necesario generar un fuego continuo que genere alrededor de 4,5KW. Lo ideal por tanto sería calcular algún kW extra para los periodos de frio extremo, pero este cálculo se puede ver afectado por el aislamiento, el número de ventanas, la altura de techos, etc.
-Una regla básica es que un metro de conducto proporciona cuatro Pascales de tiro o depresión. Casi ningún hogar puede funcionar con menos de 12 Pascales. Codos bruscos en su chimenea reducen el tiro.
-Los conductos de acero se calientan antes que las tradicionales chimeneas de ladrillo, favoreciendo el tiro de su chimenea. Siempre utilice conductos de acero doble aislado en chimeneas de acero exterior, en caso contrario su estufa no funcionará correctamente.
-La chimenea absorbe aire del hogar, pero si su casa está especialmente bien aislada, o si dispone de sistemas mecánicos de ventilación o campanas extractoras que compiten con el tiro natural de la chimenea, se pueden experimentar problemas de funcionamiento. La solución recomendada es conectar un suministro de aire del exterior. Usted puede aportar este aire exterior instalando rejillas de aire en la pared o creando un conducto de aire independiente desde el exterior hasta la parte inferior de la estufa u hogar.
-Las leñas duras dan más calor que las maderas ligeras con el mismo volumen, pero por kilogramo todas las leñas dan más o menos el mismo calor, siendo las maderas ligeras más baratas. Estas leñas permiten una combustión más limpia y rápida sin convertir nuestra casa en una sauna, y una vez conseguidas las brasas podemos extender el tiempo de calor dejando un leño de madera más dura.
ENCENDIDO Y USO
-El encendido con papel de periódico es especialmente contaminante y contribuye a la formación de hollín en la chimenea
-Encender de arriba abajo se hace colocando leños muy juntos en la base, y encendiendo un pequeño fuego encima de esa leña de manera que el fuego va cayendo. De esta manera, incluso con la puerta cerrada desde el principio, la estufa de leña alcanza antes su temperatura de funcionamiento, los gases arden mejor, y la carga de leña dura más.
-Las turbulencias en el interior de la cámara de combustión son importantes para encender el fuego porque cuando la temperatura es baja, el oxígeno se resiste a mezclarse con las partículas de la leña. Una circulación de aire que barra los gases del humo facilita el encendido. Esta es la razón por la que el fuego arranca con más facilidad cuando la puerta de la estufa se deja entreabierta. Algunas casas están tan aisladas, que incluso se debe abrir una ventana cuando se enciende el fuego. Un fuelle también ayuda en el encendido.
-Cuando el conducto se calienta, el tiro natural aumenta. Por eso se recomienda reducir gradualmente el suministro de aire a medida que el fuego coge fuerza.
-El mayor partido de la leña se obtiene con la regulación de aire medio-alta y llamas intensas. Esto reduce la contaminación porque las partículas o gases se queman con más facilidad para generar calor. Cuando su casa ya está caldeada, la temperatura de la habitación se regula con la cantidad de leña, mejor que con la regulación de aire.
-Coloque siempre dos o tres leños cada vez, sólo un leño se consumirá sin calor. Más leños ofrecen más superficie, favorecen más turbulencias y mantienen el proceso de combustión
-Cuando la leña se haya convertido en brasas, puede abrir la puerta y añadir más leña. Se recomienda dejar la puerta entreabierta unos segundos antes de abrirla por completo. De esta manera, garantizamos que el tiro de la chimenea arrastre los gases que queden dentro de la cámara de combustión y evitar revoques de humo en la habitación
-Cuanto menos humo veamos saliendo por la chimenea, mejor. El humo contiene gases con alto potencial energético que no se han quemado. Por eso es buena idea salir fuera de casa y echar un vistazo al humo que sale por nuestra chimenea. Un humo negro y denso es señal de que la combustión no es óptima, normalmente porque el fuego en la estufa o chimenea no es suficientemente intenso. Cuando la estufa tiene una combustión óptima, el humo es casi un ligero vapor de agua, y el humo escapa por la chimenea sin olores ni partículas.
– Cerrar los tiros de regulación de aire permite mantener brasas hasta la mañana siguiente, pero hay que tener en cuenta que se trata de una práctica muy contaminante, poco eficiente, y con riesgo de incendio de chimenea.
-Un lecho de cenizas en la base del hogar es bueno. Esta capa de ceniza aísla y protege la base del hogar y el suelo que se encuentra por debajo. Las brasas que quedan del fuego anterior también facilitan el encendido del fuego. Las cenizas constituyen la parte no inflamable de la leña, principalmente minerales.
LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO
-Una capa de hollín, aunque sea de pocos milímetros, reduce el efecto calorífico porque el calor se transmite peor al hierro facilitando que la energía se escape por el conducto de la chimenea. Limpie con más frecuencia si quema mucha madera de pino o maderas resinosas que depositen más hollín de lo normal.
-Una estufa o un hogar limpio, y una chimenea limpia son fundamentales para lograr una combustión ecológica y eficiente, además de ser las bases para impedir daños en la chimenea, o en el peor de los casos un incendio de hollín en la chimenea. Cualquier chimenea se debe deshollinar al menos cada cuatro años.